El verano y el calor esconden un dulce del que no se habla demasiado: las tartas frías. Un postre que tiene la frescura y el sabor necesario para sorprender a tus invitados.
Llega el verano y nuestra alimentación cambia, aunque no nos demos cuenta. Buscamos platos ligeros, más frescos, incluso fríos. Dejamos a un lado las sopas y nos lanzamos al gazpacho. El consumo de legumbres también baja y las ensaladas son el gran recurso para combatir el calor.
Los postres también cambian. Lo hacen de una forma natural porque ya no es tiempo de manzanas, peras, kiwis o mandarinas. Con el calor apetece más el melón, la sandía, el melocotón o la paraguaya. Otros sabores diferentes que también nos ayudan a rebajar la temperatura.
El helado es la dulce estrella del verano. Cucuruchos, tarrinas, una bola, dos o tres… diferentes sabores y topping para acompañarlos y hacer más llevaderas las tardes al sol en la piscina.
Tartas frías
Pero el verano y el calor esconden un dulce del que no se habla demasiado: las tartas frías. Un postre que tiene la frescura y el sabor necesario para sorprender a tus invitados en los cumpleaños veraniegos, fiestas, aniversarios o cualquier celebración.
En D’canela tenemos una amplia variedad de tartas frías para que te lleves en el momento o por encargo. Los sabores más famosos son limón, chocolate y queso con arándanos. También trabajamos las tartas de arroz con leche, oreo o violeta.
El proceso para conservar en su punto una tarta fría depende del momento en el que vayamos a consumirla. De nuestro obrador te la vas a llevar a una temperatura de -18 grados. Se puede conservar en el frigorífico para no romper la cadena del frío tanto si es para después de comer como si se va a consumir después de cenar.
Se trata de que cuando tus invitados prueben las tarta frías tengan la sensación de frescor, pero sin perder el sabor de los ingredientes.
El secreto está en el frío y en los sabores de un dulce que ayuda a combatir los calurosos días de verano.