Un postre típico de noviembre que antecede a los meses más fríos del año
Cuando las pastelerías trabajan los buñuelos de viento es sinónimo de que el invierno se aproxima. Se acaba octubre, los días son más cortos y hemos cambiado la hora al reloj. El frio nos acompaña cuando cae el sol y vamos pensando en la fiesta de Todos los Santos donde los buñuelos de viento acompañan a los Huesos de Santo.
Los buñuelos de viento que elaboramos en nuestro obrador son bolas de masa con harina de trigo, mantequilla y huevos. A la masa le damos forma de bola y la freímos. En ese proceso de sumergirse en aceite hirviendo puede llegar a doblar su volumen. De esto viene que se las llame de viento, porque parece que se han hinchado.
Los buñuelos de viento que tenemos en D’canela pueden estar rellenos de crema, nata o de chocolate. Durante la época de venta los podéis comprar al peso y os los preparamos en una caja para que los podáis compartir con familiares o amigos con un café.
Los buñuelos de viento tienen apenas tres centímetros de diámetro una vez elaborados. Les damos forma utilizando dos cucharas para coger la masa. El secreto de los buñuelos está en la temperatura del aceite. Si no está lo suficientemente caliente la masa cae al fondo de la sartén. Si se mantiene sobre el aceite, pero esta muy caliente la masa de fuera impide que el buñuelo crezca. Lo ideal es que se mantenga sobre el aceite a una temperatura controlada. Una vez fritos y ya fuera de la sartén se les hace un pequeño orificio a los que hay que rellenar de crema, nata o chocolate.
Como veis la elaboración de los buñuelos es muy parecida a la de los churros. De hecho, fueron muy populares hace siglos en Madrid porque la gente los regalaba el día de las vírgenes el 21 de octubre.
Nosotros os invitamos a visitar nuestra web o nuestra tienda en Facebook o en Instagram para ver cómo son nuestros buñuelos y hacer el pedido de la cantidad que queráis.